La música de este blog es del disco "La bandada Mancini"

viernes, 27 de febrero de 2015

¿TE VIENES A LOS ÁNGELES?

Todo empezó con las palabras mágicas: “¿Te vienes a Los Ángeles?” ¡Pues claro!, me contesté yo misma. Estaba mirando la página web de Canal+ para ver la programación de ese día y de pronto saltó ante mí la pregunta, con este vídeo:





Rápidamente entré en la sección de los concursos. Una pregunta sobre cine, estupendo, pensé, me encanta. Y me puse a ello.
Cuando llegó mi marido, le avisé:
- He participado en un concurso para ir a los Oscars. Si gano y no puedes venir, pienso ir yo sola. O ya me buscaré a alguien...-
Y tanto él como yo, nos olvidamos del asunto.
Una piensa que estas cosas nunca pasan, pero somos la prueba fehaciente de que sí ocurre.
A mediados de enero de 2015, recibimos una llamada. Contestó nuestro hijo y le oí que daba el número del móvil de su padre, que ese día estaba fuera trabajando. Después me preguntó:
- Mamá. ¿habéis participado en un concurso de Canal +?-
Mi respuesta fue una risa nerviosa y saltitos por el pasillo.
- ¡Sí, sí, sí! ¿Hemos ganado? ¿Es lo de los Oscars?-
Y de pronto me dí cuenta de que iban a llamar a mi marido y él no tendría ni idea de qué iba la cosa. Seguro que no me había prestado atención cuando le dije que había participado en el concurso... Intenté llamarle, pero ¡ESTABA COMUNICANDO! ¡DEBÍAN ESTAR HABLANDO YA CON ÉL!
Cuando por fin pudimos hablar y me dio la noticia, yo no paraba de reírme. Estaba como una loca, dando saltos, nerviosa y feliz, ¡NO ME LO PODÍA CREER! ¡ERA VERDAD! ¡NOS ÍBAMOS A LOS OSCARS!



¡NOS VAMOS A LOS OSCARS!

Los siguientes días fueron de nervios, llamadas, preguntas, pasaportes, etc. hasta que nos llegó el correo de la organización de los OSCARS, pidiéndonos documentación, fotos, etc. para hacer la acreditación.


Definitivamente, fueron días de carreras, prisas, papeleos, pero mucha diversión a pesar de todo. Hasta para hacernos las fotos de la acreditación que nos pedían en la organización de los Oscars, nos pasamos unas risas. Teníamos que hacerla con el móvil, sobre un fondo claro y a la luz del día. Salimos a la puerta de nuestra casa y... ¡se puso a nevar! Al final conseguimos hacerlas con una manta blanca de fondo, pero quedaron bastantes aceptables. Hay que reconocer que la organización de los Oscars es muy exigente con lo que te pide, pero funcionan muy bien. Nos explicaron cómo rellenar los formularios de seguridad siendo extranjeros y resolvieron nuestras dudas al instante.
También aprovechamos esos días para ver todas las películas nominadas que pudimos. Hubo una semana en la que vimos una diaria. Definitivamente, nos gusta el cine.
Canal + se puso en contacto con nosotros varias veces para informarnos de cómo iban las cosas y, ya cerca de la fecha de salida, el 20 de febrero, nos enviaron los billetes de avión y los bonos del hotel y los transportes.
¡Y empezó lo bueno!

¡QUE COMIENCE EL VIAJE!

Tengo que reconocer que el día de la salida, estuvimos a puntito de llegar tarde al aeropuerto. Sobre la marcha, tuvimos que cambiar de itinerario, porque veíamos que no llegábamos a tiempo a la T4 ¡Uf, qué nervios! Finalmente todo se arregló y a la hora prevista salíamos para Londres, en un vuelo de British Airways.



Tan solo una hora y media después de aterrizar en el aeropuerto de Heathrow, subíamos al Airbus 380 800 de la misma compañía, que nos llevaría a Los Ángeles.
El viaje fue excelente, aunque largo. Bueno, tuvimos unas turbulencias considerables al final, una hora antes de llegar, en un momento en el que estábamos tomando un zumo y... ¡a todos se nos cayó encima! Durante el vuelo aprovechamos para ver varias películas, entre ellas Whiplash, que no habíamos podido ver en España y era candidata a mejor película.
Llegamos a Los Ángeles y, al salir del aeropuerto, nos esperaba un chófer que nos llevó hasta el coche. ¡No era una limusina, pero casi! ¡Y nosotros, como el Ecce Homo (de Borja, por supuesto) por culpa de las turbulencias!

YA EN LOS ÁNGELES - SÁBADO 21


El hotel, The Standard Hollywood, estaba fenomenal. Es un hotel de diseño, muy moderno, cómodo y céntrico, en Sunset Boulevard.




Una de las cosas que nos llamó poderosamente la atención fue que tenían una especie de "pecera" detrás del mostrador de recepción ¡CON UNA CHICA DENTRO! Debo decir que estaba completamente indignada viendo aquello... hasta que ví que también había chicos algunas veces. Aún así, no deja de parecerme un poco raro y exagerado, un intento de llamar la atención a cualquier precio.

El sábado 21, tras tomar un desayuno estupendo, decidimos dar una vuelta por el centro histórico de Los Ángeles. Nos movimos en autobús. La línea 2 tiene la parada en la puerta del hotel y recorre casi todo Sunset Boulevard. El conductor fue muy amable. No teníamos cambio (en ese momento ni siquiera sabíamos cuánto ni cómo se pagaba el autobús), nos invitó a subir y además nos indicó nuestra parada.
Nos bajamos junto a la Catedral de Los Ángeles que es un edificio nuevo y muy interesante  en cuyo interior se percibe esa sensación de paz y plenitud que logran algunos lugares especiales. Desde allí nos dirigimos hacia el Auditorio Disney, que está muy cerca y llama la atención por su parecido con el Guggenheim de Bilbao, ya que ha sido diseñado por el mismo arquitecto, Frank Gehry.


Al salir de la catedral nos sorprendieron un grupo de chicas vestidas con mucho colorido y que, aparentemente, estaban ensayando una coreografía en mitad de una gran avenida. Nos acercamos para ver qué hacían y a nuestro lado, surgiendo de los bajos de la catedral, apareció un auténtico dragón de papel. ¡Claro! ¡Era el comienzo del Año Nuevo Chino! 
Estuvimos moviéndonos entre las carrozas, coches antiguos, bandas de música de todo tipo, guerreros shaolín, grupos de bailarines... 
Por cierto, la primera banda que escuchamos era de un instituto, el Colton High , y estaban tocando "Meglio stasera" (It had better be tonight) compuesta por  Henry Mancini para la película La pantera rosa. Como decía Aute: 
"Más cine, por favor,
que toda la vida es cine
Y los sueños, cine son."


Al llegar a la cabecera del desfile, donde ya se estaban colocando los participantes para comenzar, vimos un pequeño revuelo y a un grupo de gente haciéndose fotos con alguien. Nos acercamos y ...¡era el mismísimo alcalde de Los Angeles, Eric Garcetti!. Le pedimos hacerse una foto con nosotros y accedió, muy simpático. Además habla español y nos preguntó de qué parte de España éramos.




A la hora de comer, buscamos un restaurante típico en el barrio chino y celebramos el Año de la Cabra al estilo local, comiendo con palillos y con las comparsas entrando por el Restaurante. ¡FUE MUY DIVERTIDO!


Después de comer nos acercamos a visitar el pueblo viejo de Los Ángeles. Se trata del lugar en el que comenzó la ciudad cuando se fundó el 4 de septiembre de 1781. Es un lugar acogedor, con una placita con soportales y techado para dar sombra. En un lateral se puede visitar la iglesia. Había muchos hispanos y, de pronto, te sentías en otro país distinto, con otras costumbres y otro idioma, solo con cruzar dos calles. 


Saliendo de esta placita se llega a la famosa calle Olvera, en la que hay un mercadillo y la casa Ávila Adobe, la más antigua de Los Ángeles. Cuando nos dirigíamos hacia Union Station, que estaba cerca, nos encontramos con un grupo de hispanos que estaban bailando en una placita, amenizados por un cantante que se ayudaba de un playback instrumental. Se ve que es un lugar de reunión al que acuden a pasarlo bien y recordar los bailes de su tierra.
Para terminar, llegamos a Union Station, la última gran estación ferroviaria que data de 1939 y en la que se han rodado varias películas (Los Angeles es un gran plató abierto) como por ejemplo Speed, Blade Runner o Star Trek VIII. Es un espacio impresionante y bien cuidado que da paso al bullicio de viajeros que recorren el túnel de acceso a las vías. 



De regreso al hotel, decidimos hacer una paradita en Hollywood Boulevard, para ver los últimos preparativos de la Alfombra Roja y ver por dónde había que acceder al día siguiente, ya que cortan muchas calles de la zona. Había muchos curiosos y allí estaba Óscar, tan brillante, esperándonos.

              

EL GRAN DÍA: 22 DE FEBRERO "LOS OSCARS"

El domingo 22 empezó como siempre ocurre en las grandes ocasiones: nos dormimos. Confiados en nuestro pequeño "jet lag" pensamos que nos íbamos a despertar pronto, pero eran más de las 7 cuando abrimos los ojos. Inmediatamente se me vino a la cabeza la escena inicial de la película "Cuatro bodas y un funeral". Y no es que fuese excesivamente tarde, pero los nervios son los nervios.
La organización nos había citado a las 9:30 en la esquina de Highland Avenue con Yucca, frente  al Lowels Hotel.
Por cierto, se me había olvidado decir que estaba coja. Ya salí de España con una rodilla mal y, a duras penas, conseguía avanzar a una velocidad lenta, lo que en música es un tempo "largo" con la negra a 20. Para ahorrar tiempo y sufrimientos rodilliles, decidimos coger el autobús (de nuevo la línea 2, a la puerta del hotel) pero lo perdimos y eso nos retrasó bastante.


Cuando llegamos hubo algún lío con nuestros nombre porque, como ocurre a veces en el extranjero, les cuesta entender que tenemos dos apellidos y nos ponen como segundo nombre el primer apellido, pero se solucionó enseguida. Como pudimos ver a lo largo del día, la organización es sumamente eficiente.


 Como seguía bastante coja, nos fuimos quedando rezagados y el personal de la organización se compadeció de mí y, no sólo nos esperaron, sino que nos colocaron los primeros de la fila, eso sí, tras proclamar a los cuatro vientos que yo era la primera ganadora de los Oscars del día, premio a la mejor "lisiada".
Tras recoger la acreditación (que estaba prohibido fotografiar, por eso siempre aparece del revés en las fotos) nos obsequiaron con una bolsa roja LLENA de chucherías para entretenerse, merchandising de las marcas patrocinadoras, una camiseta conmemorativa y una revista de People.


Para agasajar a los invitados a las gradas de la Alfombra Roja, tenían preparados un montón de stands: uno a modo de cafetería, en el que podías tomar café y bollos sin límite; otro era un set de maquillaje (eso sí, había mucha cola); otro era un photocall; otro era un centro para cargar móviles, cámaras, etc.; otro, fotografía en movimiento, en fin, diversión para los invitados.


Desde el primer momento, podías acceder a las gradas y observar los preparativos. De hecho, nosotros, tras tomar un café y unos dulces, estuvimos un rato sentados y de pronto, oímos que nos llamaban desde la alfombra roja. Nos acercamos y se trataba de un periodista que, micrófono en mano y acompañado de un cámara, nos preguntó si nos podía entrevistar. Por supuesto, dijimos que sí y contestamos a sus preguntas sobre nuestra procedencia, lo que nos parecía la alfombra roja, nuestras predicciones para los premios. Fue muy divertido pero… ¡SE NOS OLVIDÓ PREGUNTAR DE QUÉ CADENA ERAN! Ja,ja,ja, hemos salido en alguna televisión norteamericana sin saberlo.  ¡Y además acertamos los ganadores!


Para entretener a los invitados, había un presentador (Michael Kennedy, que debía ser muy conocido por los americanos) que amenizaba, entrevistaba, hacía mini-concursos de cine, nos pedía que posáramos para fotografías o tomas de vídeo.



Llegó la hora de comer y nos sirvieron una comida tipo “picnic” a la vez que el tiempo empeoraba y se ponía a llover ¡y de qué manera! Como había previsión de lluvia, la organización había instalado unas marquesinas con toldos de plástico transparente, pero cuando llovía con ganas, todo aquel que no estuviera bajo los toldos se empapaba.




        
Sin embargo, allí en la Alfombra Roja, era todo brillante y luminoso. Los medios acreditados llevaban ya un rato instalándose y haciendo pruebas. Tuvimos la suerte de que nuestros asientos estaban casi enfrente del set de Canal + y pudimos saludar a Cristina Teba y a Guillermo de Mulder, que son muy simpáticos.

Hacia las 2 y media de la tarde, la alfombra se empezó a despejar, aparecieron unas cuantas personas sacando brillo a los pivotes que sujetaban los cordones centrales, se situaron en el centro los de seguridad (con esmoquin y pinganillo, vamos, como decía Martirio “arreglaos pero informales”) y comenzaron a llegar los famosos. Nos llamó la atención el primero que paseó por la alfombra, al lado de los periodistas, despacito, luciéndose para que le entrevistaran, pero NADIE lo hizo. En el fondo, nos dio un poco de pena. ¡Qué se le va a hacer, la fama es efímera!