La música de este blog es del disco "La bandada Mancini"

viernes, 27 de febrero de 2015

MIÉRCOLES 25, EL REGRESO


A pesar del cansancio, decidimos volver esa mañana  a Santa Mónica y llegar hasta Venice, para verlo de día y poder hacer algunas fotos. Teníamos el vuelo de regreso a última hora de la tarde, por lo que nos daba tiempo. Sólo había un problema, la empresa del coche que nos tenía que recoger para llevarnos  al aeropuerto no se había puesto en contacto con nosotros. Calculamos la hora en España y, como teníamos que dejar la habitación libre y queríamos aprovechar el día, escribimos un email a la agencia que había gestionado el viaje para Canal Plus que, en este caso, era El Corte Inglés. Tengo que decir que fueron sumamente eficientes, en concreto Laura, que fue quien nos respondió con todo solucionado ¡en tan sólo 15 minutos! Al igual que la gente se queja de las cosas que no funcionan, hay que felicitar a quienes hacen bien su trabajo y este fue el caso de Laura.
Una vez solucionada la “intendencia”, dejamos las maletas en el hotel y nos fuimos a Santa Mónica. Era una mañana espléndida, lucía el sol, hacía buenísimo, la gente estaba bañándose y tomando el sol en la piscina del hotel. ¡Igualito que la tarde de los Oscars!


Esta vez no nos perdimos, cogimos un bus rápido y llegamos a Santa Mónica de nuevo.


Allí paseamos, nos hicimos unas fotos y buscamos el autobús que va a Venice, Las dos poblaciones están muy cerca e hicimos parte del camino a pie, disfrutando del buen tiempo. 

Por fin llegamos a Venice. Primero buscamos los canales. La historia de Venice es muy curiosa. Fue fundada en 1905 por Abbott Kinney, empresario tabaquero que vio las posibilidades de crear una zona playera para la burguesía interesada en la cultura.
Hay una especie de leyenda urbana que cuenta que Kinney construyó esos canales para su esposa, que estaba enferma y no podía ir a la Venecia italiana, pero es una historia que no he podido documentar.

Hoy en día, es un lugar tranquilo en la zona de los canales, lleno de casas bajas típicas de las zonas de playa y con una vida artística muy activa aunque, dada la hora a la que nosotros estuvimos estuvimos por allí, no lo pudimos apreciar. Dimos un paseo por los canales y, después de comer, nos volvimos al hotel, donde nos iban a recoger a las 5 y media. Hay que tener en cuenta que Los Angeles es una ciudad muy extensa, tiene 1215 km cuadrados y mide 71 km de largo por 47 de ancho. Eso hace que moverte de un sitio a otro te lleve mucho tiempo y, si no calculas bien, puedes verte en aprietos.
A la hora prevista se presentó el chófer y, de nuevo a bordo de un coche casi limusina, nos dirigimos al aeropuerto. El atasco era considerable y hay que agradecer la pericia del conductor que, en algunos momentos en los que íbamos prácticamente parados, se escabulló por callejas y atajos que sólo un "angelino" puede conocer. Por fin llegamos al aeropuerto, facturamos, hicimos las gestiones pertinentes y... ¡de regreso!
En el viaje aprovechamos para dormir, porque el horario era bastante bueno para evitar el jet lag. Llegamos a Madrid el jueves 26 que, con la diferencia horaria, eran las 19:30 h., cansados y felices.

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